Arrullo Ancestral
Son marimbas y tamboras los que construyen una historia
A orillas del Océano Pacífico, lejos de las ciudades y su caos, se extienden los 1813 km² de Timbiquí, un pequeño paraíso con oro en sus entrañas, sobreviviente de la guerra y luchador en contra de la minería ilegal. Un pueblito que amanece cantando, que pasa el día tocando marimba y que solo se duerme al son de un arrullo. Cuna de músicos como ningún otro, es el hogar de Nidia Góngora, una mujer con tanto ímpetu como su pueblo, imponente y sagaz, con la resonancia del pacifico en sus venas: cantora por herencia, música por convicción, exitosa por dedicación.
A dos cuadras del edificio de colores que queda en la Av. Roosevelt y cinco pisos de subida en una torre sin ascensor, se abren las puertas del apartamento de Nidia, quien nos atiende en su comedor, sentada frente a su computador. Es una morena de pestañas prolijas que lleva unos aretes de oro con piedras de colores, profesora y vendedora de Viche puro y curao’, considerada como una de las mejores voces de la música pacífica.
Vengo de una familia que tiene tradición musical. Mi mamá es cantora y mi papá es músico por pasión.
Nidia hace parte de la agrupación ‘Canalón de Timbiquí’ y tiene otros proyectos por su cuenta que la llevaron a dejar de lado su carrera como profesora de colegio, para dedicarse completamente a la música. Sin embargo, esa característica no es común para todos los integrantes del grupo.
La vida del artista no es tan fácil, a mí me va bien porque yo me muevo mucho y tengo el apoyo de mi esposo, pero hay otros que no, dice Nidia.
En realidad, la mayoría de los doce integrantes del grupo se alterna entre el mundo musical y el laboral, puesto que no pueden vivir del arte. Algunos trabajan en las minas de Timbiquí, otras son maestras como Nidia, otros consiguen trabajos esporádicos en la ciudad de Cali, y así se van ganando la vida. El grupo se reúne cuando hay conciertos, eventos o giras. Hay que salir de Timbiquí a una zona con cobertura para poder enterarse de lo que viene porque en la vereda no hay señal. De esa forma y, a pesar de las dificultades, todos cumplen.
Canalón no es un sacrificio, yo lo veo como un propósito, como una tarea. A veces no tienen para el transporte, llegan en bicicleta pero llegan como sea para cumplir con ese propósito.
El propósito de Nidia y del grupo llega luego de una historia de tropiezos y dificultades de los cuales ya no vale la pena hablar, pero que fueron empuje para lograr lo que hoy son. A diferencia de sus hermanos ‘Herencia de Tímbiquí’ quienes hacen música pacifica mezclada con otros ritmos en algo denominado “fusión”, Canalón quiso dedicarse por completo a la música autóctona de la región, rescatando de esta manera las tradiciones ancestrales de su pueblo. Tradiciones que para Nidia, son la razón de la existencia, el valor de ser.
A mitad de la entrevista, Nidia se queda en silencio frente al computador, se dibuja una sonrisa en su rostro, aplaude entusiasmada y levanta los brazos al cielo como festejo. Como es de perfecto el universo dice. El mejor regalo para conmemorar el día de la mujer está frente a sus ojos: se acaba de lanzar el vídeo del sencillo ‘Que me duele’ de QUANTIC en colaboración con Nidia Góngora – uno de sus proyectos independientes-. Su pantalla contiene sueños materializados y auguro de éxitos tanto en casa como en el extranjero.
Las personas que nos mantenemos firmes, llevamos muy claro el sentido y el significado de las músicas tradicionales. Hay quienes aprenden la técnica muy bien, son muy buenos músicos, pero si no saben lo que significa realmente, difícilmente se mantienen.
Esa firmeza es resultado de un legado familiar en el cual todos los del pueblo son amigos, hermanos y familia. Personas criadas con valores colectivos que tienen muy claro que su raza y su herencia están primero que todo lo demás. Parte de esa creencia se refleja en su proyecto musical y educativo. Una propuesta que busca llevar lo más bello de su cultura, a rincones inimaginables. Aunque los ríos son la única vía de acceso al municipio de Timbiquí, la música y el arte son rutas de salida y de expresión cultural.
Tal es el caso del Arrullo. Conocido universalmente como el acto de cantarle a un bebé para que se quede dormido, es en realidad una palabra con una inmensa carga poética y tradicional. En Timbiquí, el arrullo es realmente la “Fiesta de la Epifanía” una celebración popular que consiste en cantar y adorar al niño Jesús toda la noche del cinco de enero, justo antes de la llegada de los reyes magos. Una reunión de músicos que contiene danzas, cantos, loas, juegos y parranda. El arrullo no es solo un jolgorio. Es una reunión de músicos pero significativa.
De esa costumbre es que nace la propuesta ‘Arrullando por Colombia’, una forma de mantener las tradiciones vivas desde la escuela y darlas a conocer al mundo entero. Una invitación a conciertos didácticos que permitan el aprendizaje, complementados con charlas y talleres en los cuáles, se pretende dar a conocer este valor espiritual que tiene el litoral y su gente.
Eso que los demás compran como un show, es realmente para nosotros una ceremonia significativa a través de la música; así es como lo sentimos en la tarima. Un ceremonial en el cual hacemos una invitación a que las personas sientan esa conexión espiritual. Más que aprender a tocar, es que entiendan el significado y la importancia de esta música.
Nidia asegura que su interés no es sacar por serie un montón de músicos, sino que a través de los semilleros se eduque el alma y se dé a conocer el valor de los ritmos autóctonos. Un proceso que busca traspasar y generar un sentido de pertenencia para con la gran riqueza ancestral del pacifico.
Y esa convicción ha llevado a Canalón a acumular éxitos y reconocimientos. En el año 2006 ganaron en el Festival del Petronio Álvarez la categoría “mejor arreglo de voces” y dos años después, en el mismo escenario, se fueron con los premios a “mejor canción” y “mejor conjunto de Marimba”. Han hecho presentaciones en el festival SXSW de Austin Texas, en el festival WOMEX realizado en Tesalónica, Grecia y están a pocos días de llevar sus ritmos y su arrullo a las tarimas del Estéreo Picnic en Bogotá, donde compartirán escenario con artistas de muchos géneros y de talla internacional. Como si eso fuera poco, para junio de este año tienen planeada su primera gira por Europa, donde ya hay 7 conciertos confirmados hasta la fecha.
Poder llevar al festival un poquito de nuestra región, de lo que es nuestra música, nuestro sentir, nos hace sentir honrados. Es algo merecido, que llega después de muchos años de trabajo, de construcción, constancia y entrega. Hacer parte del Estéreo Picnic es el regalo que la vida le da a Canalón fruto de todo nuestro esfuerzo.
Para Nidia estos festivales son espacios importantes que no sólo le dan cabida a los ritmos mediáticos y modernos que suenan en la radio, sino que le permiten a grupos con una larga trayectoria, llevar su cuota.
Se está tomando en cuenta el aporte musical de diferentes regiones de Colombia y de diferentes procesos.
Luego de una grata tertulia, llena de risas y sorpresas, llega la hora del brindis. Una copa pequeña con un líquido marrón, que tiene olor a hierbas y canela, le pone calor al día lluvioso. Es el viche de Nidia, curao’ específicamente para ella, pero que puede curarse para cada persona de formas diferentes dependiendo del mal que se quiera tratar. Apenas 50 mililitros de ese Viche bastan para purgarse, alivian los cólicos, quitan las enfermedades. Gotas amargas de verraquera, talante y de riqueza ancestral contenidas en una copa. ¡Salud!
Agradecimientos especiales por las fotografías a Djamel Kadi y Leo Rua.