Cuarteto de Nos, una noche de rock en Cali

Por: David García Tejada.
Los de Sonorama volvieron a sorprender a Cali con los uruguayos del Cuarteto de Nos. Un mes después de traernos a los Babasónicos, nos volvieron a dar gusto con rock internacional y no soy sólo yo, porque se notaba todo el amor que despertaron entre los caleños al traerles estos espectáculos a la propia casa.
La noche comenzó desde las 9 para los que llegamos a hacer fila y nos encontramos en la oscuridad formándonos para entrar al concierto, ansiosos y sorprendidos de la cantidad de gente que llegaba. La ciudadela que diseñó Sonorama, con la señalética tipo ciudad con nombres de las calles para ubicar a los puestos de comida el bar, los baños y el escenario, fueron un adorno tan coqueto como útil. Entre comidas y licor, la gente tenía varias opciones para pasar el tiempo dentro de La Dolores, mientras esperaban el show principal. La idea era llegar antes y hacerse al ambiente, no llegar corriendo, escuchar al Cuarteto y devolverse a la casa. Por eso hubo música desde temprano, la cerveza fría fluyendo para los que la deseaban. La noche cogió carrera con Xavier Martinez y su banda, que con un comienzo lento alcanzó a confundir a más de uno, terminó siendo una experiencia auditiva que muy pocos habían experimentado. Aunque no conocieran las canciones, se sentía la energía que salía del público que aplaudía con entusiasmo y chiflaba cada canción que acababa.
A eso de las 12 de la noche, o quizás unos minutos después, la hacienda quedó en silencio y a oscuras. Todos sabíamos lo que eso significaba. La gente buscaba a sus amigos, corrían a encontrarse con sus seres queridos, se limpiaban los ojos para ver bien, en mi caso las gafas, y se quedaban con la mirada puesta en el escenario. El show comenzó como un huracán, el Cuarteto, que son cinco, sale del medio de una nube de humo y tocan “El Aprendiz”, los fans comenzaron a saltar desde el primer acorde. Coreaban sus canciones favoritas, bailaron y tararearon las canciones que no conocían, pero lo más importante de todo es que se podía escuchar la emoción de la gente. Con toda la pena del mundo le digo a Enrique Bunbury que ésta ha sido una de las mejores noches, aunque haya amado su último concierto en Cali.
Después del concierto, la fiesta siempre sigue, pues Sonorama piensa en consentir a su público. Para mí la noche se puso incluso mejor, pues tuve la oportunidad de entrar al backstage y hablar cara a cara con El Topo (guitarrista de CDN), Alvin (el batero de CDN) y Santi (el bajista). Mientras nos fumábamos un pucho uruguayo, El Topo contaba las diferencias entre los públicos que ha visitado en latinoamérica:
En Uruguay la gente es así (se cruza de brazos y cierra la boca), sólo escucha y ya. Los argentinos, al contrario, nunca dejan de (levanta los brazos y los agita) gritando todo el concierto. En Colombia, en Cali y Bogotá, son la mezcla de ambos. Gritan en las canciones que deben y se calman para apreciar canciones como 21 de Septiembre, que son más melancólicas.
Entre chistes y abrazos, Alvin le pedía a Andrés Orozco, uno de los alcaldes de Sonorama, que le ayudara a conseguir una cédula colombiana. Es esa la impresión que dejó el Cuarteto de Nos entre los que tuvimos la oportunidad de verlos tocar y hablar con ellos, mucho amor por la ciudad, el país y sobre todo una belleza de personas que desde ya comienzo a contar los días para que regresen.
La marca Sonorama se está convirtiendo en los que miman a Cali, con un par de meses de trabajo ya la es posible soñar con bandas y músicos que antes nadie se creería que nos visitaran antes. Ahora #LaCita que prometen es el 26 de Junio con Chocquibtown y Zalama Crew de telonero. Artistas locales pero en ambos casos, grandes exponentes de la sus géneros.
- Sebastián Barona
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- Angélica Olaya
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