Pastelazo de Fulgor
Beats, deeps y estallidos de furor que dejaron a una multitud sin aliento
Dos escenarios simultáneos y más de 12 horas de música electrónica al estilo de los mejores festivales internacionales, que hicieron presencia durante la noche del sábado en la sucursal en un concierto para recordar con emoción y con euforia. Un Viva Fest que en su primera edición se lleva todos los halagos por su organización y se gana miles de seguidores por su espectáculo.
Ondas de música acompañadas de luces llenas de color, rostros fluorescentes y pieles bañadas en escarcha fueron los acompañantes de un show como ninguno en la ciudad, el primero de muchos viva fest que, esperamos con ansias, lleguen en la posteridad.
Una sola palabra era capaz de describir un sentimiento general: efervescencia. La emoción de cada cuerpo que se agitaba mientras esperaba un estallido. Miles de personas llenas con burbujas de placidez. Una sensación de bienestar y alegría que quedaba en cada célula después de gritar y saltar. Alzar las manos, tocar el cielo en cada descarga.
La música electrónica cada día gana más adeptos en las diferentes ciudades de Colombia y Cali no puede ser la excepción. Espacios como Sonido central, la Fabrika y en su momento Aurora, llegaron con sus propuestas de rumba undergrownd a competir en la ciudad de la salsa. Pero los espectáculos novedosos, con grandes despliegues de producción, que sacan su inspiración de los grandes festivales mundiales como el Ultra Music o el increíble Tomorrowland, se convierten en un espacio cada vez más deseado. No basta con ver alguno de estos conciertos por televisión o a través de internet… es necesario vivirlo. Al menos durante una noche.
El Viva fest nos regaló esa noche. Horas y horas de música para no parar de saltar. Luces, fuego, humo, lluvias de confeti, y hasta pelotas gigantes que caen sobre la gente. A diferencia de otros festivales de música electrónica que se han celebrado en la ciudad, el viva fest no sólo nos dio una noche de dinamismo, sino que puso en su escenario a un dj reconocido mundialmente. No cualquiera, sino el séptimo mejor Dj de todo el mundo: Steve Aoki.
Steve Aoki es un estadounidense que ha hecho de su imagen una marca. Reconocido a nivel mundial por su larga cabellera negra, su bigote del tío Sam y sus rasgos asiáticos, es en realidad un DJ con años de trayectoria, dueño de su propia empresa discográfica y colaborador en producciones de grandes artistas de diversos géneros. Además de sus increíbles mezclas musicales en las que se pueden encontrar principalmente ritmos de dubstep, deephouse y edm, Aoki es visto como un gran animador, que hace de sus conciertos un gran espectáculo con abundancia de efectos y energía.
Pasteles voladores que surcan las multitudes para finalmente aterrizar torpemente sobre algún rostro que gritaba ansiosamente “¡cake me!” (Dame un pastelazo), botellas de agua de las cuales el artista bebió son lanzadas para que en el público todos se abalancen sobre ellas, algunas chicas tienen el privilegio de ser subidas a la tarima y pasar el resto de la fiesta con el DJ, además hay un momento de la noche en el cual los asistentes se sientan en el suelo y saltan solo cuando él lo dice y suena el estallido de su mezcla y champaña, mucha champaña, con la que Aoki baña al público que lo ve desde más cerca. Su espectáculo es tan deseado que los carteles pidiendo pastelazos no se hacen esperar. La producción no sólo queda a cargo de quienes organizan el evento, sino de cada uno de los asistentes que, a su manera, se preparan para vivir una rumba como solo el Dj las puede ofrecer.
Una noche que dejó cuerpos vacíos de energía pero llenos de satisfacción. Noche inolvidable, fluorescente y tenaz, de mucha vibra, de muy buen viaje.
Agradecimientos especiales a Jamp Fotografía