Psicodelia y Rock’ N Love

La noche del pasado 25 de junio en el Teatro Bolívar de Cali, fuimos testigos de un espectáculo cargado de energía. Ritmos y artistas tan diferentes y talentosos, que con sus melodías encendieron al público caleño y lo contagiaron de buena vibra.
A las 10 y media de la noche la fila para entrar al teatro aún alcanzaba la media manzana. Personas ansiosas por ver a dos grandes de la música alternativa y actual de Colombia. Esteman y los Petit Fellas, traídos directamente desde la capital de Colombia, con ganas de deleitar con sus sonidos al público de la Sultana del Valle.
Llegamos y el teatro estaba a medio llenar. Personas sentadas en el piso, tomando cerveza Heineken con sus pintas hipster infaltables para una noche de pop, rap y funk alternativo. La banda caleña Alto Volumen, la telonera escogida para presentarse y abrir el evento. Ya todos de pie, muy pegados a una tarima que les permitía a los artistas conectarse con el público, disfrutamos del talento de la banda local que sigue dando pasos de gigante en su carrera.
Tras la presentación de una hora, llegó la pausa y subimos las escaleras del teatro. Estábamos justo frente al camerino, uno de cristal que nos permitía ver todo lo que adentro ocurría. Tuvimos la oportunidad de ver a Esteman con su Esteband, y por supuesto a Los Petit. Algunos fans no perdieron la oportunidad de tomarse fotos y saludar a Nicolai Fella, vocalista de la banda, que de vez en cuando salía del camerino para atender a su fanaticada.
Y entonces llegó el turno para Esteman; sí, ese flaquito agraciado que desde su entrada cautivó a todo el público. En el balcón del tercer piso, observamos su presentación, que fue mucho más que eso: se trató de todo un espectáculo, un performance, un show cautivante y muy bien montado que no solo incluía al intérprete sino a todos sus músicos a las luces, a los instrumentos.
Bajista, guitarrista y vocalista salieron al escenario con cascos de crestas rojas y orejas negras, acompañados de música instrumental. De la nada, ¡boom! Una función con luces y sinfonías muy psicodélicas, acompañadas de una Esteband muy bien coordinada en sus coreografías; porque sí, incluso bailaron. Con la presentación de su nuevo disco “Caótica Belleza” Esteman fue subiendo las energías de un público que coreaba todas sus canciones. Un pop diferente al regular, que le canta a la reivindicación de uno mismo como persona, a ese lugar que uno ocupa en el mundo.
Y mientras Esteman bailaba en tarima, con su sensualidad graciosa que le ponía la piel de gallina a esas fanáticas que cantaban a grito herido cada letra, nosotros arriba, una vez más nos concentrábamos en lo que ocurría dentro del camerino.
Nicolai Fella, en medias, corría dando vueltas por la enorme habitación que era ese backstage. Vestido de negro, brincaba, subía los brazos, se acostaba en el suelo, se estiraba, se recogía, se tomaba de vez en cuando un sorbo de una botella de champán, y luego continuaba corriendo acelerado por el salón. Algunos otros músicos de la banda, también hacían sus calentamientos respectivos; a su manera, se cambiaban y se alistaban para el show. En la terraza, al fondo del camerino, la banda completa se reunió a tener una charla previa a la presentación.
Negro y blanco fueron los colores predominantes en el vestuario de cada uno de los integrantes de la banda. Mientras Esteman volvía de su espectáculo, ovacionado por el público, y con un montón de chicas detrás de él que lo seguían con tal de tomarse una foto, los Petit, terminaban sus preparaciones.
Pero la pausa que hubo entre uno y otra fue larga. Alrededor de 40 minutos que se tomaron los organizadores en preparar el escenario, en calibrar los instrumentos y ensayarlos. La gente, que luego de 30 minutos ya comenzaba a desesperarse y a gritar por los Petit, no tenía idea de que ellos aún seguían en el camerino, dándose los últimos retoques. Y finalmente, uno tras otro fueron bajando las escaleras para subirse a la tarima. Junto a ellos, su propio camarógrafo con un steadycam asegurándose de captar cada movimiento de la banda.
A las dos y diez de la mañana los músicos fueron los primeros en hacer su entrada: los gritos de sus fans no se hicieron esperar, y cada uno fue tomando su lugar en su instrumento. Comenzaron a tocar, la gente ya se movía a ese ritmo de rock and funk que los caracteriza, y unos minutos después, salió Nicolai, con pantalón negro, camisa blanca, chaqueta de cuero y una pañoleta amarilla atada al cuello. Los alaridos acompañaron su salida y tras un saludo, comenzó a rapear.
Y aunque se trata de letras con beat muy rápido, profundas pero difíciles de aprender, estaban rodeados de fans de alma y corazón que los conocían de hace tiempo y que cantaban a tiempo cada palabra, que enardecían el lugar, que ensordecían el recinto. La noche se fue así, entre raps sentidos y rock fuerte que enloqueció a los caleños que estaban allí. Un show atrevido, enérgico, lleno de jazz, de funk, de Rock N’ Love.
¿Te gustó esta nota? Opina, comparte.
Te invitamos a ver la galería fotográfica de la noche.
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya
- Foto: Angélica Olaya