Que no suene tan taller

Te juro que no sabía a taller.
Por: Sebastián Barona.
…Hola soy “Zarzito”.
– Hooola Zarzito, cuéntanos porqué está aquí.
– Básicamente por amor al arte y porque el MIO me estresa toda la semana.
Y uno a uno se presentó cada compañero sentado junto a las enormes mesas que nos prestó Imaginaria, un hermoso lugar en alguna esquina de la Av 9 norte del que luego no dan ganas de salir.
Después de no haber conseguido parecer interesante, la mía y las demás atenciones fueron para las palabras de Lulo Cardona el verde, quién nos hablaba de sinestesia. Se trata del cruce de más de un tipo de impresión de distintos sentidos en un acto perceptivo, es decir personas que pueden oír colores o advertir sabor con el tacto.
Así que el taller se convirtió en una exploración consciente de los sentidos, en el que algunos no tuvieron tanta suerte, mientras yo descifraba a ciegas el sabor de una mandarina escuchando una canción con abundancia de bajo, mi compañero de al lado se atragantaba con una papa amarilla. Los Sabores, los sonidos, los olores y las texturas indescifrables en las manos evocaban recuerdos perdidos, niños corriendo en la esquina, la comida que la abuela ya no cocina porque se fue, una muchacha que besé el viernes y que sabía a pizza.
El ejercicio hacía efervescencia en todas las cabezas, para que del avispero alborotado pudiésemos tomar un “algo esencial”. Pensábamos en colores al masticar, en lugares al oler o sabores al tacto; pensamientos que había que traducir en palabras concretas: Amarillo, licor de café, playa, pastel de menta, mesa, agua de lago. Palabras que teníamos que convertir en figura sobre el lienzo. Cada cual hacía lo que mejor podía, construir el concepto, mezclar los colores o pintar el cielo. A veces cinco pinceles atacaban la tela al mismo tiempo y de esa manera entre empatías quedó hecha la obra.
Todo pasó muy rápido, se percibió todo menos el tiempo, del que sólo nos advertía Lulo, el agitador y el polo a tierra. Cuando “el hacer” terminó, todos respiramos para detenernos a observar. Las pinturas quedaron increíbles, su propiedad fue asunto del azar y yo jamás gané una rifa aunque fuera mi cumpleaños.
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
- Renso Delgado
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- Renso Delgado
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- Renso Delgado
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